Un día de diciembre del 2010, el geólogo ruso Vladimir Pervov, encontró en Catoca (Angola), la mayor mina de diamantes del mundo, una huella fosilizada perteneciente a un animal que pisó por allí en la etapa que sucedió al Jurásico.
El peleontólogo portugués Octavio Mateus descubrió en 2005 el primer dinosaurio hallado en Angola. Cuando el investigador llega a la mina de diamantes, detecta otra huella, y otra, y otra, hasta llegar a casi 70 pisadas.
Entonces La Sociedad Minera de Catoca decidió parar la extracción de piedras preciosas en ese sector porque se dieron cuenta del valor que tenía el hallazgo para el patrimonio cultural de Angola y decidieron protegerlo.
Junto a 18 pisadas de saurópodos aparecieron decenas de huellas de un animal del cuál los expertos no sabían que era.
Los investigadores aseguran que no se ha desenterrado un hueso fósil de un mamífero de suficiente tamaño como para haber dejado esa pisada hace 118 millones de años.
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