viernes, 6 de marzo de 2015

El amor nos cambia, y nos cambia de verdad...

Un equipo de investigadores descubrieron que tener una relación romántica produce alteraciones en el cerebro. La persona enamorada tiene una mayor conectividad entre las regiones del cerebro asociadas con la recompensa, la motivación y la regulación de la emoción.
Para llegar a esta conclusión, se examinaron las diferencias en los patrrones de conectividad cerebral en cien estudiantes universitarios, dividiéndolos en tres grupos: los enamorados, los que dejaron de estarlo y los solteros.


Los investigadores encontraron en el grupo de los enamorados un aumento de la actividad cerebral en reposo en un área cerebral. Sin embargo, la actividad cerebral en otra área se redujo en el grupo de alumnos que habían dejado de estar enamorados. 


Según explican los investigadores, el aumento de la conectividad en estas regiones del cerebro puede ser el resultado de los esfuerzos frecuentes (de los enamorados) para controlar su propio estado emocional y el de su pareja.
Si el amor siempre es difícil de disimular, parece que tampoco tiene dónde esconderse ante una resonancia.

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