Todas las noches, el cerebro desecha recuerdos del día y guarda otra información. La pérdida de memoria es un proceso necesario y frecuente, que en ocasiones se relaciona con la falta de atención, el estrés o la ansiedad.
Otra de las causas de estos despistes es que la memoria se codifica en un lugar determinado: si estoy en el salón y voy a la cocina a por unas tijeras, cuando cambio de estancia ya he salido del lugar donde se creó el recuerdo, por lo que este se desvanece.
Debemos preocuparnos de estos despistes: cuando encontremos dificultades con las palabras y no nos demos cuenta ni al ser corregidos; cuando no seamos capaces de recordar qué hicimos el día anterior, ni siquiera cuando nos lo mencionan; y cuando las personas se preocupan por nuestros fallos de memoria y seguimos tranquilos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario